miércoles, 30 de octubre de 2013

"Los renglones torcidos de Dios" Torcuato Luca de Tena

César extendió sus manos y posó sus dedos en la frente y en las sienes de Alice Gould.
-Tus ideas, querida Alicia, están ahí dentro, bajo tu piel, bajo tu cráneo, y son siempre tan fantásticas e insospechadas que quedan fuera de mi alcance.
-¿No decías que sabías leer en mis ojos?
-Sé leer tus sentimientos. Tus disparates, no.
Alicia se sonrojó levemente.
-Soy consciente de que has leído en ellos que me gusta tu personalidad, que me agrada tu conversación y que tu compañía me llena de calma y felicidad. ¡Pero eso no tiene ningún merito! Yo también he leído eso mismo en los tuyos.
                                                      TORCUATO LUCA DE TENA
Hoy en día, me sigo preguntando... ¿Cambiará el final cuando lo vuelva a leer?