Biblina (nuestra bibliomascota)



  Biblina vivía en un sistema solar de una lejana galaxia, donde lo más importante era leer y aprender cosas de otros lugares y otros mundos. Un día vino a la Tierra y descubrió que a los niños y niñas no les gustaba leer tanto como en su planeta, por ello decidió quedarse en la biblioteca de nuestro colegio para enseñarnos a divertirnos leyendo y aprendiendo.
  Biblina es un ser muy especial, se comporta de forma diferente según sea de día o de noche. Por el día es vital, trabajadora y muy práctica. Le gusta saber de todo un poco consultando libros y gruesas enciclopedias con olor a papel antiguo y también  su ordenador portátil. Le encanta hacerse preguntas como por qué las cosas son así y no de otra manera. En su tiempo libre disfruta con la música, el arte, los deportes...
 Al atardecer, cuando se anuncia la llegada de la noche, una sensación de sosiego y tranquilidad se apodera de su ánimo. Sentada en su sofá, con un libro en las manos, se deja envolver en una atmósfera de ensueño y fantasía que le transporta a mundos de ficción, tan estupendos y sugerentes que parecen más reales que la misma realidad. En ocasiones le dan ganas de instalarse en ese universo fantástico, de formar parte de él, de ser el personaje de una historia imaginada y quedarse en ella para siempre.
  Biblina puede viajar en el tiempo y en el espacio. Ha conocido la extinción de los dinosaurios, a los primeros hombres que pintaban las paredes de las cuevas, a los grandes hombres que ganaron y perdieron batallas. Fue testigo de la formación de los continentes, cuando apenas había vida en la tierra y conoce como las palmas de sus manos las montañas, ríos y océanos de nuestro planeta azul. Tiene  ojos móviles y muy vivos que le ayudan a leer  una novela, un libro de información, un diccionario, un DVD o la pantalla del ordenador. Su tono de voz cambia cuando pasa del cuento a la poesía, de la narración al teatro, del cómic a los sucesos que cuenta el periódico del día.
  Os preguntaréis por qué posee cinco brazos. La respuesta es simple, necesita cuatro para poder abarcar los distintos soportes de la información: documentos impresos en papel, el soporte magnético de las cintas de audio y vídeo, y el digital de los archivos de ordenador. El quinto le sirve para poder dejar por escrito lo que ha visto o vivido, ya que la lectura no podría existir sin la escritura. Cuando llegó a la biblioteca del colegio nos dijo “Vengo del espacio para enseñaros el mejor invento: lee si quieres aprender”. Con cierta intriga, le preguntamos que quién era.   Ella nos respondió que era un albañil que ayudaba a los niños a construir sus conocimientos y una aventurera que les mostraba sendas desconocidas para viajar muy lejos con la imaginación sin moverse del sillón de su casa. Y así decidimos que fuera nuestra bibliomascota.

3 comentarios:

  1. ¡ Curiosa historia y no menos interesante y divertida! Un ole por Bibliomascota y sus autores. Juan

    ResponderEliminar
  2. Anda, no sabia esta historia, y mira que conozco a biblina desde infantil. Bueno, ya lo se todo. Adri

    ResponderEliminar
  3. La historia es un fenomeno de lo divrtida para mi es un ole para nuestra preciosa biblina.

    ResponderEliminar